Un hombre de Dios le dijo a una espiga de trigo: “estás destinada a cosas grandes”. Un discípulo se imaginó que a esa espiga no la cortarían. Pero vino la hoz y la cortó. Y la machacaron muy duro y la molieron. Y el discípulo pensaba “¿no dijo el santo que estaba destinada esa espiga para grandes cosas?” y luego que la molieron la pasaron al horno y parecía no estar destinada a nada importante.Pero pronto la echaron en un molde, la convirtieron en una hostia, la llevaron al altar y con la bendición del sacerdote se convirtió en el Cuerpo de Jesucristo.
Cuando te sientas insignificante para el mundo, recuerda “estas destinado a cosas grandes”
Cuando te sientas insignificante para el mundo, recuerda “estas destinado a cosas grandes”
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