Año 1985. Uno de los terremotos más trágicos de la historia del México golpeaba la capital y varias ciudades aledañas. Parecía el fin del mundo.
En medio del desastre, un edificio de 182 metros de altura seguía en pie. Se trata de la Torre Latinoamericana. Aunque ella también bailó al ritmo de los 8.1 grados en escala de Richter, se mantuvo firme gracias a sus extraordinarios fundamentos: más de 360 pilotes enterrados hasta 33 metros. Precisamente así funciona el mundo: las cosas con buenos cimientos, duran; las que carecen de ellos, se desvanecen....
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